¿Por qué funciona la Psicoterapia Breve?

 

Lo sé, los dos términos suenan contradictorios al principio. ¿Cómo es posible que problemas muy serios que llevo sufriendo durante mucho tiempo, se puedan solucionar sin años de terapia y varias sesiones semanales? Se estará usted preguntando.

La contestación inicial y más rápida es que la Psicoterapia, como el resto de ciencias, ha evolucionado desde que se creó de manera formal hace casi dos siglos. Mejora significa lograr de manera satisfactoria unas metas establecidas, y sin que este proceso lleve un periodo de tiempo demasiado largo. Si se para usted a pensar, la Psicoterapia es la ciencia que debería tener la variable del tiempo como prioridad en su evolución puesto que esta lidiando con el sufrimiento, infelicidad y desesperación de los seres humanos.

Con esta premisa en mente, el Mental Research Institute (M.R.I.) se fundó en 1959 en Palo Alto, California. Iniciado por el psiquiatra Donald Jackson, después de trabajar durante muchos años en instituciones mentales, estaba insatisfecho con los resultados de las terapias tradicionales. El y su equipo, comenzaron a buscar maneras diferentes de entender los problemas, y por lo tanto intervenir en ellos con un enfoque distinto al que se habia hecho hasta entonces. Lo encontraron. Uno de los conceptos aplicados a Psicología por primera vez fue el de “interacción”. Tiene dos componentes:

a) La manera en la que interactuamos con otros y los otros interactuan con nosotros, por ejemplo miembros de nuestra familia, pareja, compañeros de trabajo, etc.

b) La manera en la que interactuamos con nosotros mismos mediante nuestros pensamiento. Esto nos lleva a ver la vida de una manera determinada, y por lo tanto a sentir y actuar acorde con la misma.

Una de las consecuencias de esta nueva manera de ver los problemas humanos es que la persona que atiende Psicoterapia, pasa a ser un elemento activo en su proceso de cambio en lugar de un elemento pasivo donde es guiada y aconsejada por el profesional. De la misma manera que lo que la persona está haciendo está manteniendo el problema, también puede darse el proceso inverso.

En Terapia breve, consideramos que nuestros clientes, que no pacientes, son los expertos en sus preocupaciones. Son los que las sienten en sus propias carnes, y en muchos casos durante periodos de tiempo muy largos. Cuando empezamos la terapia preguntando por los problemas que les han traído hasta nosotros, preguntamos por ejemplos, situaciones específicas que son las que mejor representan los problemas del cliente. De esta manera, nosotros y el cliente podemos ver cual es el papel que juega en su problema. Si el cliente dice, “tengo problemas de comunicación con mi pareja", “no nos entendemos”, etc., es muy difícil, por no decir imposible, intentar modificar algo que no conocemos con detalle. Si en lugar de este enunciado el cliente dice, “cuando algo va mal en casa, por ejemplo, la cena no está lista, o los niños no están todavía en la cama, mi pareja me culpabiliza por ello. El vuelve del trabajo malhumorado y cansado, y no se molesta en pensar que día he podido tener yo”. En este caso, el cliente habla de uno de los elementos específicos que le preocupan dentro de su relación con su pareja, y por lo tanto, este es el primer paso para adquirir control sobre el problema de comunicación con su pareja.

Si el cliente dice: “cuando suena el despertador por la mañana, no soy capaz de levantarme, no puedo”, “cuando necesito hablar con mi jefe o jefa, me puede la ansiedad y nunca digo lo que quiero decir”, en lugar de decir “estoy deprimido” o “estoy ansioso”, ya tenemos mucho terreno adelantado. Si el cliente se empieza a levantar por la mañana por lo menos con un poco menos de esfuerzo, o no se le pone el corazón a mil cada vez que tiene que hablar con el jefe o jefa, el cliente tiene hechos concretos donde se refleja su mejoria. Otro ejemplos serían, o bien ser capaz de expresar a su pareja las necesidades que tiene en su relación de manera que las escuche y sea capaz de actuar acorde a ello, o en otros casos, ser capaz de terminar una relación que le hace muy infeliz desde hace mucho tiempo.

Un último ejemplo sería la queja clásica de los padres sobre su desesperación a la hora de manejar a su hijo/a adolescente. “Ya no sé que hacer con ella”, “no hay manera de hablar con él”. Cuando se va un poco más allá de estos enunciados, se pueden obtener respuestas de este tipo: “sus notas son muy malas, estoy muy preocupado por su futuro si no tiene unos estudios”, “el tono de voz, es muy agresivo y te quita todas las ganas de seguir hablando con ella”, etc. De nuevo tenemos ejemplos de situaciones específicas que se pueden modificar en lugar de “estoy desesperado”, “no hay quien la aguante”. Estas últimas maneras de describir los problemas lo único que consiguen es bloquear la posibilidad de intervención.

Una herramienta crucial en terapia breve para encontrar buenos ejemplos, es la asignación de tareas al cliente entre sesión y sesión. Especialmente al comienzo de la terapia, es muy difícil que el cliente piense en situaciones específicas que reflejen su problema, el cliente está demasiado preocupado y abrumado con su problema. Por eso la tarea en casa es muy útil, porque proporciona al cliente el tiempo y el espacio necesario para pensar tranquilamente sobre qué es lo que realmente le preocupa, y cuales son los ejemplos más representativos de este problema. Al pensar en los ejemplos, el cliente se da cuenta del papel que juega en ellos. Responsabilizarse de las propias acciones, es el primer paso para tomar el control de las mismas, y por lo tanto modificarlas de la manera que resulte más satisfactoria.

A medida que la terapia progresa, la tarea de describir situaciones que inicialmente eran problemáticas, pasa a ser la descripción de cómo estás situaciones se van manejando de una manera diferente por parte del cliente hacia una mejoría. Finalmente, cuando las situaciones se resuelven de manera satisfactoria para el cliente, se llegaría a la terminación de la Terapia.

Resumiendo, esto es lo que hace la terapia breve, trabaja con situaciones específicas en lugar de descripciones generales y vagas, lo que lleva al cliente a adquirir control sobre su problema. De la misma manera que se maneja un problema de una manera insatisfactoria, también se puede aprender a como manejar la misma situación de manera satisfactoria, es decir podemos interactuar con nuestro problema de una manera diferente. Tenemos el poder en nuestras manos tanto de destruir como de construir. Hay muchas cosas que no se pueden cambiar, pero sí se puede cambiar la manera en la que nos enfrentamos a ellas.

Para terminar, mencionar que adquirir control en su problema, y por lo tanto ser un elemento activo en su proceso de cambio, no es fácil. Responsabilizarse y adquirir control en el problema que nos aqueja es muy duro y doloroso. Primero el conocimiento, y segundo el cambio de patrones. Estos patrones, hábitos, que tenemos después de muchísimos años, aunque dolorosos, nos son familiares, y a priori esto es más cómodo que crear patrones nuevos. Lo nuevo es desconocido, y lo desconocido produce miedo hasta el punto en algunos casos de llegar a paralizarnos. El terapeuta estará con usted, no solamente para promover el cambio, sino para apoyarle en todo momento en el esfuerzo que supone llevar adelante el cambio hacia la mejoría.

Si considera que este enfoque le puede ser de utilidad de alguna manera, por favor no dude en ponerse en contacto conmigo a través de teléfono o e-mail, y estaré encantada de responder a todas sus dudas antes de comenzar el proceso de terapia.

Mercedes González

Mercedes González, M.A.    
mercedesgonzalez@madrid-psychotherapy.com